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LA INDUSTRIA DEL VIDRIO Una antigua tradición en el área del Lago
Maggiore Por Laura Tirelli Entre las distintas profesiones ejercidas en
el pasado por los Tanesi, destaca la relacionada con el vidrio, artesanía que
era una autentica tradición en el lago Maggiore donde la industria del vidrio
ha encontrado desde la antigüedad un favorable asentamiento. Aquí se obtenían
fácilmente los materiales necesarios para la formación del vidrio: la sílice,
presente en las arenas y en los lechos cuarzosos del Ticino y los cristales
en la montaña del Verbano y la cal. La abundancia de bosques suministraba el
combustible para la alimentación de los hornos, que funcionaban con leña
hasta el siglo XVIII. Así como las materias vegetales necesarias para el
revestimiento y el embalaje de las manufacturas. El lago y el Ticino fueron
entonces una vía de agua de gran importancia para el transporte de estas
mercancías desde los Alpes hasta el mar Adriático. Se puede decir que el vidrio ha acompañado
desde la prehistoria las vicisitudes de los hombres en la tierra del Verbano.
Ya en una tumba de la edad del hierro se han encontrado joyas vitrificadas,
aunque es necesario acudir a la época romana para tener certeza de que el
vidrio era elaborado en esta zona. Excavaciones arqueológicas efectuadas en
los años 1982-1983 cerca de Lucarno, han sacado a la luz un horno para la
elaboración del vidrio que estuvo en actividad desde el 180 d.C al siglo IV.
Esta fábrica producía probablemente, botellas, perfumeros, copas y vasos. Desde los tiempos más antiguos se recogían
del lecho del Ticino, sales de cuarzo para hacer el vidrio a las que se
llamaba “cogoli” nombre de origen veneciano. Los cogoli eran considerados
materiales preciosos y su recogida no era libre, como lo demuestra un auto
del 5 de mayo de 1.402 en el que Gian Galeazzo, duque de Milán cede la
concesión para la pesca de los cogoli a Marco Cremona de Parma y la numerosa
documentación existente desde entonces relacionada con estos derechos. En
1.558 Pedro Busca, que era
recaudador de impuestos en Milán, obtuvo del rey de España Felipe II la
concesión de pescar los cogoli para hacer vidrio en el lecho del Ticino y en
los otros ríos del estado con derecho a exportarlos. Esta actividad fue ejercida
por la familia Busca hasta la mitad del siglo XVIII. Los vidrieros de Venecia y de Murano
compraban enormes cantidades de estas sales que se transportaban por el agua
con grandes barcos construidos con el fondo plano en un astillero próximo al
Municipio. Un astillero similar existía también en Coarezza. La navegación de
estos barcos no era fácil y solo experimentados barqueros, a los que se
conocía con el típico nombre veneciano de “paroni” eran capaces de afrontar
los rápidos del Ticino y los bajos fondos del Po. El viaje de Sesto a Venecia
no duraba menos de quince días y a la vuelta, contra corriente, las barcas
eran tiradas por caballerías. El comercio de los “cogoli” y el relativo
monopolio de los Busca decayó en el año 1.727 en el que los vidrieros
venecianos comenzaron a utilizar “ una cierta tierra que equivalía a los
cogoli para fabricar el vidrio “ y tenía un coste, sobre todo de transporte
inferior. Pero la secular tradición había dejado profundas raíces y la
fabricación del vidrio se difundió en varias localidades del lago.
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