Familia Busca |
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PIAMONTE |
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Esta vez en Español
En Italiano Esta página está dedicada a
recoger esas costumbres del Piamonte que nos cuentan Amalia y Graziana, así
en el mes de julio de 2.007 nos
dirigió este correo en el que nos
contó los recuerdos del pueblo sobre sus orígenes y la vida en el
siglo XIX, que hemos traducido para
todos. La dedicatoria la dejamos en
italiano para que vayamos practicando. Carissimi, lo sò che non ci speravate più....ma ecco a voi la mia
"storia", finalmente ci siamo riusciti ! Spero che quello che ho scritto vi faccia piacere e a dire il vero ha
fatto piacere anche a me poter trasmettervi tutto questo. Attendo vostri commenti, grazie per la vostra pazienza... cioa a tutti un abbraccio Graziana e Giorgio Un poco de ayer y de hoy. Cesnola es
una fracción del municipio de Settimo Vittone, que hoy en día cuenta con
pocos habitantes. Siendo una comunidad pequeña todo el mundo se conoce y el
lazo de parentesco corre de familia en familia. Los Peretto son tan primos de
los Nicoletta como de los Gorda que
son las familias que hoy lo habitan, los Busca que eran hace un tiempo
numerosos hoy se han reducido a una sola persona, la señora Amalia. Muchas
casas están vacías, todo lo contrario de lo que sucedía hace años, cuando las
familias eran tantas y todas tenían muchos hijos y las habitaciones no eran
suficientes. La
actividad de estas familias es todavía fundamentalmente la agricultura aunque
sea realizada de un modo diferente a otros tiempos. Todos han
tratado de revalorizar sus productos, así el que cultiva viñedos a conseguido
que su vino obtenga la denominación de origen controlada, el Cesnola d.o.c.
Producto de Daniela que con su madre Inés regenta una casa rural donde
ofrecen su especialidad, platos simples y típicos de nuestro país acompañados
de un buen vaso de vino. La familia
de los Nicoletta dirige una hacienda agrícola con numerosas cabezas de ganado
y está especializada en la producción
de riquísimos quesos y productos lácteos de todo tipo, productos que ellos
ofrecen entre otros en los mercados de los pueblos vecinos. http://www.agricolanicoletta.it Después
existen otras pequeñas granjas agrícolas que tienen vacas y que trabajan por
su cuenta la leche, es en estas familias en las que a menudo encontramos
quesos con sabores verdaderamente extraordinarios. El cultivo
de viñedos ha sido siempre una pasión para las familias de Cesnola además de
existir una verdadera competición entre ellos. Retrocediendo
en el tiempo, se cuenta que en el siglo XVII Cesnola fue destruida por un
corrimiento de tierras bajadas desde la montaña y por lo que cuentan las
personas ancianas parece que el pueblo estaba construido más abajo de la
actual posición, más próximo al río Dora Baltea. Después
del derrumbe se pensó en la reconstrucción, las personas pías y religiosas
comenzaron con la construcción de la iglesia que dedicaron a sus santos
protectores: San Defendente y Santa Ágata. El agua
que desciende de los montes es una fuente de riqueza y las primeras casas se
construyeron justo a lo largo del torrente, que era un curso de agua limpia
que descendía de los montes y que en aquellos tiempos con seguridad no estaba
contaminada. A lo largo
del curso del torrente se construyó también el molino que con su gran piedra
molía el grano y el trigo que los agricultores de la montaña y de los pueblos
vecinos llevaban a moler. Se pensó
igualmente arrancar de la pendiente de la montaña las piedras arrastradas por
el derrumbe y construir pequeñas terrazas que rellenaron de tierra y
plantaron así las primeras viñas. Estoy
convencida de que las familias que vivían en aquel tiempo en Cesnola llevaban
el apellido de Peretto, Busca y Gorda. Los
Peretto construyeron su casa próxima al torrente, los Busca en cambio las
construyeron en el centro del pueblo donde todavía se encuentra hoy la vieja
casa, mientras que los Gorda se situaron más al este. A cada
familia se le daba un mote, que después cada componente llevaba para siempre
y se trasladaba después a los hijos y a los nietos. Así pues
los únicos recursos de aquel tiempo eran sin duda los animales y la tierra.
La riqueza de una familia estaba marcada por la cantidad de tierra y de
animales que tenía. Las familias
más acomodadas daban trabajo a los jóvenes de las familias más pobres, la
compensación por una jornada de trabajo era únicamente la polenta es decir
que se trabajaba para comer. Muchos
brazos de gente humilde construyeron los grandes muros que todavía vemos,
muros construidos sin agua, esto es sin o con poca cal, que sujetan la tierra
tamizada en el sitio o llevada a la espalda desde la llanura. En estas
terrazas, además de plantar viñedos se cultivaban las patatas y todo aquello
que se podía. Para
cultivar las viñas usaron el sistema
que nosotros llamamos " topia " o emparrado, esto es porque al
hacer crecer la viña cerca y a lo largo de los muros de piedra que durante el
día se calienta el sol y que después sueltan poco a poco el calor también durante
la noche y así la uva madura mejor. La topia
es una construcción hecha con varas y palos de madera sobre los que después
se apoyan las vides, para sujetar esta estructura nuestros antepasados
idearon las pilastras hechas con la
piedra descartada en la construcción de las terrazas, éstas son muy
características y todavía hoy se intenta no destruirlas porque son testimonio
del gran trabajo y esfuerzo de nuestros padres. Muchas
familias de Cesnola tenían ya entonces refugios en los pastos alpinos,
lugares en la montaña donde se pasaban al menos seis o siete meses del año en
el período estival con los animales donde la hierba es más fresca y las vacas
producen la mejor leche. Las vías de
comunicación eran pocas, existían caminos de montaña, llamados caminos de
mulas, construidos por ellos mismos en los periodos invernales o cuando
disminuía el trabajo en el campo, caminos que unían los pueblos de la llanura
con las aldeas de la montaña atravesando lugares y bosques encantados que
todavía hoy son puntos de excursiones turísticas. Caminando
por estos caminos de mulas te vienen a la mente todas aquellas personas que
con inmenso esfuerzo cargaban cuesta abajo sus pacas, grandes fardos cargados
de heno, de castañas y de frutos de su trabajo que llevaban a la llanura para
poder vender luego a los señores del pueblo o bien las llevaban hasta Ivrea
ya que siendo una ciudad había mayor posibilidad de ganancia. Cuántas
mujeres habrán recorrido estos caminos con le gerle (cestas) a la espalda
repletas de víveres para llevar a sus hijos en la montaña y para sentir menos
el peso y la fatiga y para "no perder el tiempo" muchas hacían
calceta y rezaban a Y es
recorriendo estos senderos como se puede entender que nacieran cuentos e
historias de orcos, brujas y gnomos que sólo entonces en aquel mundo de
pobreza podían nacer y ser creídos. Los
albergues de los pastos alpinos eran simples refugios, normalmente a nivel de
tierra estaba la cuadra con el techo de vigas y ramas de haya o pino, sobre
las que amontonaban el heno que recogían durante el verano y con el que
después alimentaban a los animales en los primeros días de la estación,
cuando no era todavía posible pastar, este lugar era el pajar y el pajar era
también el sitio donde se dormía. El un
local adyacente a la stalla estaba el "casun" local donde se
trabaja la leche, donde se comía. Había una chimenea y el fuego no debía
apagarse nunca, cuando se terminaba la cocción de la leche y de cocinar, las
brasas se cubrían de una capa espesa de ceniza y por la noche cuando se
quería volver a encender el fuego bastaba abrir el montón de ceniza para que aparecieran aparecen todavía las
brasas vivas. Hacían
todo esto porque las tan comunes cerillas de hoy, entonces eran algo muy
valioso. Como era valiosa la sal que a menudo era una mercancía de cambio con
los comerciantes que venían de las tierras de la vecina Liguria. Además de
la cocina las mujeres ser responsabilizaban del mantenimiento de la
limpieza de la casa y de guardar a los
animales y, en general, eran fuertes y robustas, tanto que daban envidia a
los hombres por su fuerza. En algunas ocasiones de trabajo, especialmente en
primavera para el abonado de los viñedos, las chicas jóvenes eran requeridas
para llevar a la espalda las cestas de estiércol desde el pueblo hasta las
viñas recorriendo muchas escaleras a lo largo de la montaña. Los hombres
se ocupaban del ganado y cultivaban la tierra trayendo el sustento y los
alimentos para toda la familia. Alrededor
de 1850, además de las guerras hubo carestía y enfermedades que golpearon a
la población y también en Cesnola hubo luto y miseria y a los jóvenes que
quedaron no les quedó otra salida que ir a buscar fortuna en el extranjero. Muchos
eran expertos en la albañilería y en el trabajo de la piedra y como en
Francia había una gran demanda de mano de obra para la construcción de casas,
puentes y carreteras partían grupos de hombres que permanecían fuera durante
algunos meses y si todo iba bien
llevaban a casa un buen puñado de marengos de oro que era, en aquel
tiempo una moneda francesa. Algunos
componentes de la familia Peretto emigraron a Argentina, eran expertos
trabajadores en la cal viva. Todavía hoy a lo largo de nuestros caminos de
mulas es posible encontrar los viejos hornos donde hacían cocer las piedras.
En Argentina construyeron fábricas e hicieron fortuna. Ojeando la guía telefónica
de Santa Fe verdaderamente se ven numerosos Peretto. También
los Estados Unidos eran meta de trabajo para muchas personas. Hombres y
mujeres dejaron nuestro país para alcanzar aquella tierra y permanecieron
porque han reconstruido después allí sus familias. El dinero
que estos trabajadores enviaban a casa de sus madres o de sus esposas servía
no sólo para terminar con el hambre sino que poco a poco se construyeron
casas y compraran terrenos para
cultivar. Y es en este
contexto en el que también la familia busca tiene su emigrante, se llamaba Giovanni Battista, era hijo de
Busca Giusseppe y Margarita Peretto, dejó el país para a ir a trabajar a
España, era minero y trabajó en la construcción de la línea del ferrocaril en
el País Vasco. Este es el
motivo que me ha animado a escribir esta pequeña historia, contar a los
descendientes de Busca Giovanni Battista que hoy viven en España y que son
verdaderamente numerosos, los orígenes, costumbres, cómo se vivía en Cesnola
en los tiempos de su bisabuelo, anécdotas e historias transmitidas y/o
vividas por nuestros abuelos y que hoy recuerdan aún con cariño Posiblemente
Juan Bautista no tenía necesidad de marcharse al extranjero porque su familia
era una familia acomodada, tenían una gran casa y tierras. Formaba
también parte de su familia un sacerdote, Don Sabino Busca, persona estimada
y querida por todos por su forma de ser y siempre dispuesto a echar una mano
a todos. Además de sacerdote era también el maestro de la escuela del pueblo.
Como decía
al principio, desgraciadamente hoy con el apellido Busca en Cesnola sólo
queda Amalia que es la madre de mi marido Giorgio. Algunos
componentes de la familia Busca se trasladaron a principios de El último
descendiente de esta rama de la familia es Vittorio Busca que me ha ayudado a
reconstruir el árbol genealógico. Volviendo
a nuestra historia, quiero continuar contando cómo se desarrollaba la vida en
aquellos tiempos en nuestros pueblos. Habíamos
visto que, por lo general, todos eran
trabajadores del campo, vivían en casas construidas por ellos mismos, se
casaban con chicos y chicas de su mismo pueblo, esto porque no tenían más
medios de transporte que sus piernas,
por ello los jóvenes a lo sumo se acercaban al pueblo vecino con el riesgo de
ser recibidos a pedradas por los muchachos del lugar celosos de sus chicas. Durante el
invierno los chicos y las chicas se encontraban por la tarde en los establos,
que era el lugar más caldeado de la casa y bajo los atentos ojos de las
madres, se divertían contando historias y sucesos del día y cantando
canciones. Por supuesto las chicas no estaban mano sobre mano sino que
mientras que hablaban con su novio o aspirante amoroso, bordaban o hilaban la
lana o el canapé que servía para hacer su ajuar de novia. El Domingo
era el día de descanso, las mujeres iban todas a La comida
del domingo no creo que fuera muy distinta de los otros días también
porque las cosas serían siempre las
mismas: con las patatas hacían el "fricas" que era un amasijo de
patatas troceadas revueltas en el tocino frito y después se añadía el queso
en trozos. Las
castañas eran el pan de nuestros abuelos, cocidas o asadas eran el
acompañamiento en el bolsillo para comer durante el día, también los chicos
que iban a la escuela siempre llevaban en sus bolsillos castañas asadas. La polenta
era el plato del día que se consumía con queso, o también a trozos aplastada
en la leche, o en el suero, que es lo que queda de la leche después de haber
quitado el queso y hecho fermentar, se hacía la balocca y cuando se hacía
también con el embutido, pero tenía mucho valor porque cada familia tenía
sólo un cerdo, ¡si había tantas bocas y el cerdo era siempre pequeño..!. Se hacía tanto
salami de patata, que todavía hoy es un apreciado embutido típico de nuestra
tierra; está hecho con patatas, panceta y añadiendo una cierta cantidad de
sangre cruda del cerdo cogiendo así un bello color rojo, era el salami de los
pobres. Todas las
mujeres de la casa sabían hacer la "miasse", una verdadera
especialidad, un crujiente hojaldre hecho con
harina de maíz y agua, la pasta se extiende sobre una placa de hierro y se pone al fuego a cocer. El arroz
era y es todavía al día de hoy un elemento muy consumido ya que además nos
encontramos muy cerca de los arrozales del Vercellese, por ello este alimento
también se cocinaba de una modo muy apetitoso, cocido con caldo y después, al
final de la cocción, se añadía abundante "Toma" que es nuestro queso
típico, y aromatizado con mantequilla diluida, pero esto ya era un plato de
día de fiesta. Hace 100
años las personas no envejecían y cuando faltaban a la edad de 60/70 años
eran personas ancianas, tanto era el esfuerzo del trabajo cotidiano y las
carencias en la alimentación que no
reunía las condiciones necesarias, ya que por ejemplo la mantequilla era
necesario venderla, el buen vino se vendía y se consumía solo aquel que se
descartaba y con poca graduación alcohólica, todo se vendía o se cambiaba por
otros alimentos como por ejemplo con la harina de trigo, el arroz o la pasta. Las
ocasiones de fiesta no faltaban para los jóvenes del pueblo para los chicos,
al llegar a la edad de veinte años era el motivo para organizar la fiesta del
"Coscritti" (Quinto) o de la
"Leva" porque después eran llamados al servicio de la leva
(militar). Era en
esta ocasión cuando los jóvenes tenían un motivo para juntarse y hacer una
fiesta, organizaban el bailé en casa
del que tenía la sala más grande y esto significaba también que no dormirían
durante alguna noche. Ésta era
la ocasión para hacerse coser por el sastre o por las mujeres de casa el
vestido nuevo. En casi
todo las familias al menos una mujer sabía cortar y coser. Para la
tela, pasaban por los pueblos vendedores ambulantes que venían del vecino
"biellesse" donde ya había fábricas de la lana y donde las mujeres
hacían reservar el tejido para usar después en estas ocasiones o para el
traje de boda. La fiesta
del "Coscritto" era también la ocasión para hacerse la fotografía. La foto se
hacía con todo el grupo de quintos y después sólo casi siempre el quinto era
fotografiado con aspecto fiero en pie cerca de un mueble o mesa de la época. Observando
las numerosas fotos de los Quintos que he recogido a partir del lejano 1880
veo que en todas ellas no falta la presencia de los instrumentos de música. Los
instrumentos eran casi siempre el clarinete, el saxofón, el trombón y la
fisarmonica que observándola bien no es la fisarmonica a la que estamos
habituados a ver hoy, sino que es más pequeña y tiene dos teclados con
botones. Otra
ocasión de fiesta era el priorato de Santa Ágata que solía celebrarse siempre
en febrero y en la que el hecho de ser Prior era muy importante, Prior era y
lo es todavía hoy para esta ocasión, la persona que organiza la fiesta. Cuando en
una familia recaía el Priorato, se invitaba a todo el mundo, se engrasaba un
cordero preparado expresamente para la
fiesta patronal y se abría la botella del mejor vino. La fiesta
se iniciaba por la mañana con Ésta era
otra de las ocasiones en las que se debía hacer una fotografía y si no se
hacía en este día, las dos prioras se acercaban a Ivrea a un fotógrafo para
tener un recuerdo de la priorata. Para las
jóvenes no eran muchas las ocasiones de fiesta porque se consideraba que su
sitio estaba en la casa, no era usual salir a dar una vuelta solas,
especialmente por la tarde, tenían que ir acompañadas primero por la madre y
después por el marido, así pues la priorata era una de esas fiestas que en
general se realizaban en torno a los dieciocho o veinte años, en esta ocasión
se podían hacer los primeros bailes en público y quizá se encontraba al
futuro marido. La fiesta
de la patrona seguía en casa del Prior que invitaba además de al sacerdote
que había celebrado Imagino
mesas de gente sencilla, alegre y bulliciosa, seguramente durante el año no
habían tenido la oportunidad de hacer una gran comida como esta, el vino en
abundancia despertaba la fantasía burlona de los paisanos que aprovechaban la
ocasión para tomarse el pelo como todavía hoy sucede en los momentos de
fiesta y de encuentro entre ellos. Al terminar la comida los cantantes se
juntaban y entonaban sus canciones, canciones que todavía hoy tenemos la fortuna
de no haber olvidado porque en cada familia tenemos siempre una persona con
bonita voz y con buen oído. En los
pueblos siempre estaban los que conocían las nuevas canciones y esto sucedía
porque en las ferias o mercados en la vecina Ivrea, había vendedores
ambulantes que las vendían escritas en papel de carta. El
argumento principal era siempre el amor, amor por la suspirada doncella que
vestida de luz y de sol descendía al valle con el cesto lleno de grano..., la
vida era dura pero había mucha más poesía que hoy. Seguramente
el día de la boda era otra gran ocasión de fiesta. Casi
siempre la esposa se iba a vivir con la familia del marido, vivían en la
misma casa, quizá, otros hermanos y hermanas, para ellos sólo tenían la
habitación de matrimonio. La esposa
llevaba consigo el ajuar que había reparado desde joven, hilando y tejiendo
sábanas, mantas, camisones y todo aquello que podía servir para una nueva
familia. Más
adelante, si todo andaba bien, la nueva pareja a se arreglaba un trozo de
casa cercano a la familia y después cuando faltaban los padres se dividían la
propiedad y así conseguían instalar a los hijos que con el tiempo venían al
mundo. Las
familias eran numerosas y no todos los hijos se casaban o podían casarse por
lo que sucedía que, por ejemplo, si en una familia de seis hijos sólo dos se
casaban, los otros hermanos
permanecían juntos en la casa de origen o quizá también con la familia
de los hermanos casados. Actualmente,
por fortuna, el sistema de vida ha cambiado, a partir de 1960 y con la
llegada del gran boom económico, con
la expansión de la gran industria automovilística Fiat y Olivetti de Ivrea, todas las familias harán
estudiar a sus hijos que después encontrarán fácilmente trabajo en estas
grandes empresas. Muchas
personas abandonaron el trabajo del campo por la fábrica, un trabajo más
remunerado y menos cansado. Otros, en
cambio, hacían doble trabajo, haciendo turnos en la fábrica conseguían
también cultivar los campos con el resto de las horas que les quedaban de la
jornada. Cada
familia ha tratado de construirse una casa independiente con todas las
comodidades posibles, el automóvil
etc... Seguramente 100 años antes nadie se hubiera imaginado un progreso
semejante. Hemos recuperado uno de sus correos en los que nos contaba la
razón de la coincidencia entre Buscas y Perettos y algunas costumbres
relacionadas con la boda. Es curioso Sí, es una bonita historia este cruce de
los Peretto con los Busca. Si es normal no lo sé, quizá es el destino
el que ha hecho que se encuentren los Busca con los Peretto, pero creo que el
motivo sea este: En Cesnola y Settimo Vittone en aquellos años, entre 1800 y
1900 la mayoría de los habitantes tenían el apellido Peretto y Busca y, no
pudiendo salir fuera del pueblo a buscar esposa, se casaban entre ellos en el
pueblo. En aquellos años los medios de transporte
eran sólo los carros y caballos, la mayoría de las personas se movían a pie recorriendo
pocos kilómetros, todos eran labradores trabajando la tierra. Una familia
tenía como mínimo seis hijos, pensad que mi abuela había tenido doce hijos y
más adelante cinco hijos murieron bajo una avalancha de nieve, tres murieron
apenas recién nacidos y sólo quedaron cuatro vivos, en aquel tiempo esta era
la selección natural también para las personas, sólo si el destino lo
permitía y si se era lo suficientemente fuerte y robusto se lograba
sobrevivir. Hay muchas historias que
describen lo difícil que era para un joven casarse con una señorita que
viviera en un pueblo distinto del suyo, debería tener amigos de aquel pueblo,
y después pagar la dote. Esto significaba que el día de la boda debía llevar
una “brenta” de vino a los jóvenes del pueblo de la esposa. La brenta era un
recipiente de madera, y si te acuerdas, Álvaro, era el que estaba en nuestra
bodega, que contenía Graziana |
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